24 de enero de 2007

ANTIGUA CAPILLA DE LA SOLEDAD

En 1575 se lleva a cabo la fundación de la capilla de la Soledad, concretamente cuando García Ribera, Ministro Provincial de la Comunidad otorgó licencia para la edificación de ésta “a espaldas del refectorio deste convento comenzando desde la portería hasta la huerta”. La licencia obtenida especifica que la capilla debería de contar con retablo, reja y hornamentos cáliz de plata para llevar a cabo todas las actividades religiosas que en todo momento eran realizadas por los frailes menores “agora y en todo tiempo los sufragios, missas, bísperas, predicaciones y procesiones y todo lo demás que en la dicha capilla se vuire de dezir y celebrar se diga y celebre por los frayles de este dicho convento.”


Se trataba de una construcción que discurría siguiendo un eje perpendicular acodado al de la iglesia del propio convento, abriéndose al atrio o compás del mismo, propiciando que años más tarde con la demolición del muro del compás, se conociera dicho espacio urbano como Plaza de la Soledad.

Por la documentación existente en el Registro de la Propiedad de Moguer se conoce las dimensiones y linderos de la capilla, esta se componía “de una nave principal de 28 mts de longitud, que parte de Este a Oeste, y 7,5mts de latitud y dos habitaciones, a el norte una, con frente a la calle o plazoleta que era el compás o entrada del Convento, con 5,86 mts de longitud, y latitud de 3,35 mts, y la otra, en el extremo opuesto, de 6 mts de longitud y 5 de latitud, sin corra; linde norte, casa de D. Francisco Thorices; sur, el referido convento de San Francisco; este huerta de D. Francisco Thorices; y oeste, la referida plazoleta, sin número” (finca con nº de registro 1561, ff. 121v, del libro 14, tomo 39).


Diez años más tarde, en 1585, el Hermano Mayor de la Soledad, Antonio Rodríguez y los maestros albañiles Manuel Caraballo y Antón García suscribieron el contrato para la realización de una obra en la capilla, consistente en la modificación de su cúpula y el embellecimiento del edificio, quizás también para estar más en consonancia con las actividades religiosas que tenían lugar en ella.


La invasión francesa también afectó a la cofradía pues en su capilla, instalaron las tropas napoleónicas su cuartel general, este suceso junto la desamortización de 1836 hicieron que la cofradía perdiera su capilla. Trasladándose en un primer momento a la Iglesia Conventual de Santa Clara, para posteriormente, tras la petición efectuada por Ignacia Hernández Pinzón en 1852, trasladarse a la Parroquia, concretamente tuvo su altar en el testero de la fachada principal.


A pesar de haber desaparecido la capilla de la Soledad del edificio del Convento, tras la realización del Colegio Público Pedro Alonso Niño, la plaza en la que se ubica es conocida como Plaza de la Soledad o de la Portilla en alusión a la antigua Capilla de Virgen de la Soledad.


© Juan Antonio Hernández Morales

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