1574, julio, 15. Redacción de sus reglas. La cofradía de la Soledad, se remonta a la segunda mitad del S.XVI, cuenta con reglas desde 1574.
1575, septiembre, 12. Un año más tarde, lleva a cabo la fundación de su capilla, concretamente cuando García Ribera, Ministro Provincial de la Comunidad otorgó licencia para la edificación de ésta “a espaldas del refectorio deste convento comenzando desde la portería hasta la huerta”. La licencia obtenida especifica que la capilla debería de contar con retablo, reja y hornamentos cáliz de plata para llevar a cabo todas las actividades religiosas que en todo momento eran realizadas por los frailes menores “agora y en todo tiempo los sufragios, missas, bísperas, predicaciones y procesiones y todo lo demás que en la dicha capilla se huviere de dezir y celebrar se diga y celebre por los frayles de este dicho convento.”
Se trataba de una construcción que discurría siguiendo un eje perpendicular acodado al de la iglesia del propio convento, abriéndose al atrio o compás del mismo, propiciando que años más tarde con la demolición del muro del compás, se conociera dicho espacio urbano como Plaza de la Soledad.
1585, junio, 11. Diez años más tarde, en 1585, el Hermano Mayor de la Soledad, Antonio Rodríguez y los maestros albañiles Manuel Caraballo y Antón García suscribieron el contrato para la realización de una obra en la capilla, consistente en la modificación de su cúpula y el embellecimiento del edificio, quizás también para estar más en consonancia con las actividades religiosas que tenían lugar en ella.
1593. Gestión de la Cofradía de la Soledad de la memoria de misas fundada por Juana Martín la Mondragona. Dejó 1.000 ducados para pagar cerca de 200 misas anuales.
1596. Administración del patronato de Teresa de la Torre. Esta moguereña dejó 1.700 ducados para que los gestionara el guardián del convento de San Francisco de Moguer, el vicario de la iglesia parroquial y el hermano mayor de la cofradía de la Soledad.
1613, enero, 11. Contrato del altar mayor de la Capilla de la Soledad, realizado por Antonio Sánchez, escultor que también labró el altar de San Diego de la iglesia de San Francisco. En el fueron colocados la Virgen de la Soledad y el Cristo Yacente. Tenía que estar terminado para el Jueves Santo de ese año.
La cofradía gozaba de gran devoción, ocupaba el 4º puesto de las advocaciones marianas preferidas por la población, y el primero en cuanto a advocaciones dolorosas según el estudio de las mandas testamentarias comprendidas entre 1671-1701 realizado por los estudiosos onubenses Lara Ródenas y González Cruz. Muestra de esta preferencia devocional, son las mandas testamentarias.
1617. Este es el caso de Juana de Abreu, esposa de Alonso Pérez Jurado, hermano mayor de su cofradía, dona a la Virgen de la Soledad un jubón de tela blanca y cien reales para ayuda a una corona.
1674. Los Hermanos Mayores de la Hermandad de la Soledad solicitaron a la autoridad religiosa poder hacer el recorrido que se seguía durante la procesión del Corpus, pues debido a la crisis económica existían muchas casas abandonadas y la gente hacía corrillos en la calle, situación que no gustaba a la Hermandad.
1784. Memoria fundada por Dª Leonor Conde de una misa cantada el día 6 de abril en la Capilla de la Soledad, previa limosna de 15 reales y la realizada por Juana Martín, la Mondragona, que asignó en su testamento a la cofradía la cantidad de 1000 ducados a cambio de 22 misas cantadas cada año más 170 rezadas "dando de limosna por cada una dos reales y medio de vellón y el residuo que quedase de los redictos de dichos 1000 ducados se aprovechase para los gastos y necesidades de la cofradía."
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